Un día de pleno agosto en León, era mediodía y hacía un
calor típico de la época. Me dirigía hacía el Barrio Húmedo cuando le vi, no
pude evitar hacer esta fotografía.
Descansaba en el muro de una plaza, ajeno al mundo que
pasaba a su alrededor, ajeno al calor, al ruido y a todos los visitantes que
cámara en mano paseábamos a su lado.
Me gustaría pensar, que era feliz en su mundo, cada persona
tiene sus circunstancias, impuestas o elegidas.
Muchas veces lo que vemos no se parece a la realidad, pero,
en determinados momentos, es difícil ver el lado bueno de las cosas.
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